martes, 6 de septiembre de 2016

Neopan is dead

No era la película fetiche de la fotografía callejera, ese espacio mítico lo ocupa la Tri X de Kodak. Pero Fuji ha descolocado a muchos practicantes de este estilo fotográfico con el cese de producción de su Neopan 1600, especialmente a los hurgadores nocturnos. Una menos, y van…
No era una película fácil. Solo en buenas manos resultaba agradecida. En todo el mundo había aficionados dispuestos a vérselas con ella, especialmente en Japón, donde se está dando buena cuenta de los restos. Siempre fue más generosa con la ampliadora que con el escáner. Nítida, contrastada y a la vez con un cierto aire «sucio», quizá acentuado por su uso nocturno.
No era la película favorita de maestros japoneses como 森山 大道 o 荒木経惟, que estrujan la Tri X. Sí la de Junku Nishimura. ¿Cuánto durarán las reservas de su congelador? No mucho, con seguridad. Porque las gastará pronto, y bien empleadas estarán. Pero también porque estas reservas, incluso en las mejores condiciones de conservación, tienen los días contados. No va a suceder como con las viejas emulsiones de baja sensibilidad que algunos usuarios acérrimos conservan en sus refrigeradores desde hace lustros: Technical Pan y Agfapan 25 son películas lentas que, si no inalterables, se conservan utilizables casi toda la vida. Pero Neopan 1600 es nominalmente siete veces más sensible que estas películas «eternas». Y no solo es sensible a la luz que entra por el obturador de la cámara: todo tipo de radiación vela las películas (los rayos X de aeropuertos y estaciones de tren, las fugas de las centrales nucleares accidentadas, la radiación gamma del ambiente…).

En efecto, aun guardado en el congelador del sótano, de forma inexorable y no tan lenta, los rayos cósmicos que atraviesan el planeta están echando a perder el stock disponible de Neopan 1600. Durante las pasadas semanas, Junku Nishimura ha llevado consigo un puñado de carretes a las zonas del desastre en el norte de Japón. No parece que la proximidad de Fukushima haya velado demasiado sus imágenes, pero estas sí que velan el alma, el estómago o lo que sea que se nos encoge.

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