miércoles, 6 de julio de 2016

¿Son los dispositivos móviles seguros?

Nuestra relación con los dispositivos móviles evoluciona muy rápidamente y, hoy por hoy, se está reduciendo el uso del televisor o el ordenador convencional en beneficio de las tabletas, los libros electrónicos o los teléfonos inteligentes. Como es lógico, solo se cambia de dispositivo. Las actividades electrónicas de ocio y trabajo que realizábamos antes son ahora prácticamente las mismas. Las personas o grupos que pretenden sacar beneficio mediante la sustracción de información también se han adaptado a este nuevo entorno y el problema ahora es mayor ya que, por ejemplo, en el caso de los teléfonos móviles la cantidad de información privada en juego es mucho mayor que en el resto de dispositivos (contraseña de acceso, datos bancarios, SMS, correos, contactos, agenda, posicionamiento, imágenes, vídeos, documentos personales, redes sociales…).
La vulnerabilidad llega a los dispositivos móviles cuando estos se abren al mundo a través de la conexión a internet. Hoy en día la nube está integrada de pleno en el software y la utilidad de estos gadgets, si no están conectados, se pierde prácticamente por completo. Casi es imposible desligar lo uno de lo otro, por lo que nuestros datos están expuestos. Esta exposición es mayor cuanto más abierto sea el sistema y más difundido esté. Por un lado, el iOS de Apple es un entorno propietario muy cerrado a modificaciones externas; esto limita las acciones del usuario pero también lo protege, aunque no por completo. En cambio, Android de Google es de código abierto y da plena libertad a los usuarios, con todas sus consecuencias. Existen otros sistemas como Symbian o Windows Phone que por su bajo uso no son atractivos para los hackers o para los desarrolladores de virus.
Podemos tener problemas de virus, malware o robo directo de datos de las siguientes maneras:
  1. Mediante la instalación de aplicaciones. Si usamos iPhone App Store o el Android Market, el riesgo disminuye un 99 % ya que Apple y Google se encargan de incluir en ellos solo aplicaciones seguras. Si la aplicación es descargada de la red, aumenta un 99 % puesto que es un perfecto caballo de Troya para ejecutar programas malignos con nuestra autorización.
Solución:
  • Fijarse en los permisos que solicita la aplicación al ser instalada (aplicar la lógica).
  • Instalar un antivirus. Hay varios gratuitos. Por ejemplo, este para Android. Gasta muy poca batería, muy pocos recursos y se actualiza solo. Solo escanea aplicaciones, no navegación. Y este otro para iPhone, que monitoriza la navegación.

  1. Mediante la conexión a redes no seguras. Todo el mundo sabe que las redes wifi de acceso público son un peligro para la seguridad de cualquier dispositivo que se conecte a ellas. Si no hay más remedio, conectaos bajo vuestra responsabilidad.
  1. Otros modos. Accediendo a páginas, abriendo correos o realizando cualquier otra acción que aproveche agujeros de seguridad recientes del sistema y que aún no se hayan corregido. Solución: actualizar el sistema lo más posible. Esto a veces no es fácil y es el mayor problema del que se puede acusar directamente a Android (Google), fabricantes y operadoras. Se supone que en versiones futuras de este sistema operativo se podrán hacer actualizaciones del mismo usando el Market. Ahora el método de actualización, en la mayoría de los casos, formatea el sistema. En el caso del iPhone, estas actualizaciones se realizan de forma transparente al usuario, como debería ser.

Tras toda esta argumentación y consejos sobre la seguridad me gustaría concluir con una opinión personal. Lo mejor es no obsesionarse con la seguridad; es necesaria cierta precaución, conocer los peligros, cómo se producen y cómo evitarlos, pero realmente el usuario final no debe preocuparse. Son las empresas de software hardware las que deben asumir ese papel de control para que nos sintamos seguros a la hora de comprar y utilizar estos dispositivos.

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