jueves, 4 de agosto de 2016

«Viajes morrocotudos en busca del Trifinus melancolicus»

Uno de los grandes pecados del lector medio español es el completo olvido al que somete a algunos de nuestros géneros tradicionales mientras se abandona al fast food literario del momento como si todo aquello que no huela a nuevo y no venga envuelto en una brillante cubierta recién impresa no mereciese su atención. Y, sin embargo, el mundo de los géneros «menores» está repleto de sorpresas a redescubrir. Uno de estos géneros es el libro de humor, que durante la primera mitad del siglo XX vivió un florecimiento en España de mano de algunos nombres que, al menos por entonces, alcanzaron una buena popularidad. Juan Pérez Zúñiga es uno de aquellos nombres y Viajes morrocotudos en busca del Trifinus melancolicus es sin duda un libro injustamente ignorado por los lectores actuales.

La novela —si se le puede llamar novela— es un auténtico tour de force del humor chorra; una especie de precedente literario de Dumb and dumber repleto, a partes iguales, de ingenio chispeante y de chistes fáciles que no por fáciles resultan menos efectivos. Viajes morrocotudos en busca del Trifinus melancolicus es la divertidísima crónica de un viaje protagonizado por el propio Zúñiga y el ilustrador del libro, el gran Joaquín Xaudaró, quienes parten en busca de una extraña especie animal desconocida, el Trifinus melancolicus. Los dos protagonistas, que en España están poco menos que al borde de la miseria a causa de sus escasamente provechosas actividades literarias, aceptan el encargo de un excéntrico científico dispuesto a financiar una ambiciosa expedición biológica, y así ambos dan la vuelta al mundo intentando averiguar qué clase de animal es ese misterioso Trifinus. Lo cual, desde luego, es solamente una excusa para mofarse de todas las civilizaciones conocidas recurriendo a hilarantes tópicos sobre razas y nacionalidades de una forma más bien poco políticamente correcta (aún hoy me entra la risa floja cuando recuerdo al jefe de una tribu africana dignamente ataviado, como muestra de majestad, con un suntuoso pañal).
Viajes morrocotudos en busca del Trifinus melancolicus es un divertimento decididamente desenfadado y carente de ambiciones, lo cual le confiere una subyugadora aura de irresponsable gamberrada literaria. Es sin duda una deliciosa muestra del subgénero de la estupidez inteligente, a medio camino entre la travesura pueril de Mortadelo y Filemón, el surrealismo histérico de los hermanos Marx y el ocurrentismo lingüístico de Pedro Muñoz Seca. Como si los Monty Python hubiesen protagonizado Around the world in eighty days o como si Homer Simpson hubiese escrito En busca del doctor Livingstone, Pérez Zúñiga parió el libro de viajes más delirante que haya tenido la oportunidad de leerEl escritor madrileño llevaba sin duda el humor en la sangre y consigue que su prosa parezca haber nacido jocosa de manera completamente natural, algo que en realidad es un efecto dificilísimo de conseguir.
Viajes morrocotudos en busca del Trifinus melancolicus es la manera perfecta de pasar unos buenos ratos ajeno a la triste realidad, sumergiéndonos en un mundo donde todos los individuos, de todos los países y todas las culturas de la Tierra, son invariablemente un hatajo de cretinos.
Una adorable gema de la literatura humorística patria.

Onze raons per les quals aprendre a fer servir bastonets

Tradició: passa a formar part d'una pràctica llunyana i mil·lenària que connectarà els grans emperadors de la història amb els teus dits. Al xinès del teu barri, trenta de plàstic a 1 euro.

Respecte: t'hauria de caure la cara de vergonya per fer servir forquilla a un restaurant oriental. Sacríleg! Els cambrers et miren malament encara que no puguis distingir-ho; guarden el joc de coberts a tombes sense nom.

Rentat senzill: una vegada usats, a penes hi queden restes; una mica d'aigua i llest. Faràs molt més còmode la fregada a la teva mare o a la teva parella. O a les teves mans calloses si no t'estima ningú.

Customitzables: incapaç de formar-te una personalitat si no és mitjançant alguna cosa material? Doncs podràs fixar als teus bastonets símbols d'Apple, Star Trek o Hello Kitty i guanyar un 0,009 % de carisma.

Be cool: si vas decidir portar ulleres de pasta i serrell no era per menjar amb una forquilla vulgar. Si fer-ho amb bastonets també és démodé per tu, fes-ne servir només un. Segur que ningú ha sentit parlar-ne.

Dietètic: gros, deixa d'endrapar a llosses; amb la petita porció de menjar que podràs agafar amb bastonets, els teus esmorzars continentals duraran fins al sopar. Encara millor si no saps fer-los servir.

Fàcilment trencables: perfectes per a aquells atacs incontrolables d'ira en els dinars mentre mires Saber y ganar i t'amoïna acoltellar tota la teva família. Trenca'ls sense por!, desestressa't!!

Proexfumadors: la llei antitabac t'ha obligat a deixar el vici i els teus dits llangueixen orfes d'alguna cosa a subjectar? Amanseix la teva granota tàctil amb un parell de bastonets i fuma-te'ls si vols, tros de ionqui!
Atrapar mosques: el senyor 宮城 ha mort, però tu pots convertir-te en el seu successor més digne o en un idiota pessigant aire.
Sexe: sabies que menjar amb bastonets té propietats afrodisíaques? Es deu a les particularitats de la fusta en certs... d'acord, és mentida, però les Power Balance també i tots fent-les servir com bojos!

Pura fe: has arribat fins aquí per alguna cosa, hauries de prendre-ho com un senyal. El teu Déu està murmurant «fes servir bastonets», «et canviaran la vida», «mata'ls a tots». Confia en Ell; jo segueixo fent servir coberts...

Once razones por las que aprender a usar palillos

Tradición: entra a formar parte de una práctica lejana y milenaria que conectará a los grandes emperadores de la historia con tus dedos. En el chino de tu barrio, treinta de plástico a 1 euro.
Respeto: se te debería caer la cara de vergüenza por usar tenedor en un restaurante oriental. ¡Sacrílego! Los camareros te miran mal aunque no puedas distinguirlo; guardan la cubertería en tumbas sin nombre.
Lavado sencillo: una vez usados, apenas quedan restos; un poco de agua y listo. Le harás mucho más cómodo el fregado a tu madre o a tu pareja. O a tus callosas manos si no te quiere nadie.
Customizables: ¿incapaz de formarte una personalidad si no es mediante algo material? Pues podrás fijar a tus palillos símbolos de Apple, Star Trek o Hello Kitty y ganar un 0,09 % de carisma.
Be cool: si decidiste llevar gafas de pasta y flequillo no era para comer con un vulgar tenedor. Si hacerlo con palillos también es demodé para ti, usa solo uno. Seguro que nadie ha oído hablar de ello.
Dietético: gordo, deja de zampar a cucharones; con la pequeña porción de comida que podrás agarrar con palillos, tus desayunos continentales durarán hasta la cena. Aún mejor si no sabes usarlos.
Fácilmente rompibles: perfectos para esos incontrolables ataques de ira en los almuerzos mientras ves Saber y ganar y te da reparo acuchillar a toda tu familia. ¡Rómpelos sin miedo!, ¡¡desestrésate!!
Proexfumadores: ¿la ley antitabaco te ha obligado a dejar el vicio y tus dedos languidecen huérfanos de algo que sujetar? Amansa tu mono táctil con un par de palillos y fúmatelos si quieres, ¡so yonqui!
Atrapar moscas: el señor 宮城 ha muerto, pero tú puedes convertirte en su más digno sucesor o en un idiota pellizcando aire.
Sexo: ¿sabías que comer con palillos tiene propiedades afrodisíacas? Se debe a las particularidades de la madera en ciertos… vale, es mentira, pero las Power Balance también y ¡todos usándolas como locos!
Pura fe: has llegado hasta aquí por algo, deberías tomarlo como una señal. Tu Dios está murmurando «usa palillos», «te cambiarán la vida», «mátalos a todos». Confía en Él; yo sigo usando cubiertos…

miércoles, 3 de agosto de 2016

Recherche scientifique en Espagne

Je suppose que la phrase célèbre de Monsieur Ramón y Cajal «investigar en España es llorar», c'est peut-être un début trop pessimiste pour un article. Si on le combine avec la phrase d'Unamuno «¡que inventen ellos!», ça peut être comme sauter à l'article suivant; si pas par une fenêtre en cas d'avoir le soutien mensuel dans le fait d'innover. Mais qu'est-ce que vous voulez qu'on vous dise; si on va aborder la recherche scientifique dans ce pays, je crains que ce sont des citations obligées. Même s'il est seulement comme une référence pour vérifier les progrès supposés de l'innovation de ce pays. Parce qu'est-ce que quelque chose a changé le long du siècle qui à peu près nous sépare de ces mots? En étant sincères et en ne nous laissant pas porter au victimisme espagnol, les choses ont changé, dans beaucoup d'occasions même mieux; cependant c'est impossible de se dégager de certaine inquiétude. C'est peut-être difficile de ne pas cesser de penser que ce qui n'a pas changé, c'est le background social qui a favorisé des phrases si brillantes en même temps que pessimistes.
Santiago Ramón y Cajal
À quoi est-ce que je me rapporte comme background social? C'est possible qu'il semble une lapalissade, mais quelque chose de fondamental pour développer de la recherche scientifique et technique, c'est la tradition scientifique. La tradition scientifique, c'est le sentiment, étendu à l'ensemble de la société, que la recherche est une condition nécessaire et suffisante pour avoir de l'avance sur le reste des concurrents. C'est important la nuance « étendue à toute la société », non seulement parce qu'elle constitue la source du personnel intéressé en se consacrer à cette fonction, ce qui, tout important, n'est pas du tout indispensable —n'oubliez pas la phrase du torero Guerrita «hay gente pa to»—; mais encore parce que la société au complet considère les postes économiques consacrées à ce concept comme un placement, ne pas comme des dépenses. Ça, c'est le véritable cœur de la question et c'est l'origine du retard séculier espagnol en des rapports scientifiques. Il n'y a pas de table rase; un Anglo-saxon sait, depuis qu'il a l'âge de raison, que James Watt est devenu millionnaire et il a généré des millions de postes de travail en appliquant sa machine à vapeur dans l'industrie textile. N'importe quel petit Espagnol n'a pas d'idée des bénéfices que l'invention du sous-marin a rapportés à Isaac Peral; peut-être pour être pieux, ne pas pour gagner aucun bénéfice.

Au fil de ce sujet, la posture du gouvernement espagnol est toujours significative le long de ses deux mandats. Lorsque notre gouvernement actuel arrive au pouvoir, il déclare que l'I+D+i doit se changer en le moteur économique qui soit à la tête du modèle productif. C'est possible que je sois trompé, mais il me semble que c'est la première fois que le gouvernement de notre nation cesse de voir l'investigation, au moins publiquement, comme un exotisme nécessaire pour que l'on soit dénommés pays du premier monde et... un peu plus. Il y avait des conditions, l'investissement en éducation a commencé à porter ses fruits: pour la première fois on a une masse critique de personnel hautement qualifié capable de générer une véritable production propre avec les moyens adéquats. Cependant il y a deux problèmes fondamentales auxquels on n'a pas donné de solution. Le premier, c'est que le système de recherche publique, en ayant beaucoup grandi, n'est pas capable d'absorber l'immense majorité de ce personnel, ce qui, d'un autre côté, est assez logique. Hypertrophier le système publique n'est pas une bonne idée étant donné le caractère de fonctionnaire de celui-ci, quoique réalistes, le ratio  de chercheurs publiques par habitant est exigu comparé avec des pays qui ont une véritable tradition scientifique.
La façade-retable de l'Université de Salamanque, une des plus anciennes au monde.
Le second problème est plus dramatique. La recherche privée dans ce pays-ci est réellement marginale, normalement réalisée par des multinationales, et ça, c'est parce que les bénéfices sont plus immédiats achetant des licences que les générant. Ceci indique un problème quant à la politique fiscale appliquée à l'innovation qui n'a pas été abordé. Ne m'interprétez pas mal, ce n'est pas qu'il ait été erronément abordé, c'est qu'il n'a pas simplement été considéré. C'est dans ce cadre légal où la polémique récente entre Mariano Barbacid et le ministère de la Science et l'Innovation s'encadrent. Quoi qu'il en soit, je crois que la posture initiale du gouvernement, sans être précisément un votant, sur le changement du modèle productif, a fait mouche sur le traitement que la société espagnole devrait donner à l'I+D. Essayer de développer une infrastructure publique, puisque la privée n'existe pas en effet, capable de déplacer ses découvertes à l'industrie espagnole, c'est le premier pas pour commencer une tradition scientifique. Rien de prématurée, c'est vrai, mais beaucoup meilleure que le panorama antérieur. Cependant, la crise a restitué la procédure. Les dépositions du gouvernement parlent de dépense à nouveau, pas d'investissement; pendant ce temps, les petites et moyennes entreprises, celles qui devraient innover dans notre pays pour passer au niveau suivant et se changer en des grandes et même des multinationales, elles n'innovent pas: elles copient, licencient ou, même encore plus habituel, elles ferment.

Cela amène apprêté que le personnel qualifié émigre. C'est toujours curieux que quelqu'un, principalement les médias, le voie comme un succès du système de recherche espagnol. Ça s'est dit beaucoup de fois mais je crois que c'est important de le répéter. La formation de ce personnel nous a coûté de l'argent, tous les espagnols, et, pourtant, ils sont en train de donner des bénéfices à des investisseurs localisés dans d'autres pays. Simplement, et malgré avoir la capacité pour ça en tant que preuve le fait qu'ils soient embauchés, ils ne génère pas de richesse ni d'emploi à ceux qui ont financé leurs études. C'est très bien qu'il y ait des nombreux chercheurs espagnols à New York, mais ceci n'est pas de symptôme que la recherche espagnole aille bien. C'est le symptôme que l'éducation va bien, mais l'éducation n'est que l'étape préalable à la création de richesse de la part de la population, une condition nécessaire mais pas suffisante. Si l'effort éducatif des espagnols ne tourne pas sur eux, on l'offre à d'autres pays qui, au fond, sont notre concurrence.

Ce n'est pas qu'en Espagne il n'y a pas eu de science et d'innovation; il y en a eu, il y en a et, sûrement, il y en aura toujours indépendamment de la conjoncture économique et sociale. Mais quant à la science passée et présente, c'est un événement isolé fruit du travail de quelques types extraordinaires qui, ou ils sont capables d'y surmonter et faire des recherches avec des quantités dérisoires, ou collecter de l'argent des manières les plus improbables. L'important pour assurer la fonction de la science en tant que moteur de l'économie, c'est que la société la comprenne comme sienne et récompense ceux qui le comprenne ainsi aux urnes même s'ils ne vont pas voir les résultats de cet investissement pour les prochaines élections, de la même façon qu'ils devraient pénaliser des actions erratiques dans ce sens. Ce ne peut pas être si difficile si dans le pays du « il doit avoir fait quelque chose » ou les barbecues de Sodomites dans des autodafés publiques, la violence contre les femmes ou l'homophobie provoquent l'alarme. On devrait aussi être capables de changer la perception de la recherche et le développement que la société espagnole a dans un terme de temps raisonnable.

martes, 2 de agosto de 2016

Investigación científica en España

Supongo que la famosa frase de don Santiago Ramón y Cajal «investigar en España es llorar» es quizá un inicio demasiado pesimista para un artículo. Si lo combinamos con la frase de Unamuno «¡que inventen ellos!» puede ser ya como para saltar al siguiente artículo; si no por una ventana caso de tener el sustento mensual en esto de innovar. Pero qué quieren que les diga; si vamos a abordar la investigación científica en este país me temo que son citas obligadas. Aunque solo sea como referencia para verificar los supuestos progresos de la innovación de este país. Porque ¿ha cambiado algo a lo largo del siglo que aproximadamente nos separa de dichas palabras? Siendo sinceros y no dejándonos llevar por el victimismo español, sí han cambiado cosas, en muchas ocasiones incluso a mejor; sin embargo es imposible librarse de cierta inquietud. Es tal vez difícil no dejar de pensar que lo que no ha cambiado es el trasfondo social que propició frases tan brillantes a la par que pesimistas.
Santiago Ramón y Cajal
¿A qué me refiero como trasfondo social? Es posible que suene a perogrullada, pero algo fundamental para desarrollar investigación científica y técnica es la tradición científica. La tradición científica es el sentimiento, extendido al conjunto de la sociedad, de que la investigación es una condición necesaria y suficiente para tomar ventaja respecto al resto de competidores. Es importante el matiz «extendido a toda la sociedad», no solo porque constituya la fuente del personal interesado en dedicarse a esta función, lo cual aunque importante no es del todo imprescindible —no olviden la frase del torero Guerrita «hay gente pa to»—; sino porque la sociedad al completo considera las partidas económicas dedicadas a este concepto como inversión, no como gasto. Este es el auténtico meollo de la cuestión y es el origen del secular retraso español en aspectos científicos. No hay vuelta de hoja; un anglosajón sabe, desde que tiene uso de razón, que James Watt se hizo millonario y generó millones de puestos de trabajo aplicando su máquina de vapor en la industria textil. Cualquier españolito no tiene ni idea de los beneficios que le reportó a Isaac Peral la invención del submarino; quizá por ser piadosos, porque beneficios, lo que se dice beneficios, más bien ninguno.
Al hilo de este asunto no deja de ser significativa la postura del gobierno español a lo largo de sus dos mandatos. Al llegar al poder nuestro actual gobierno declara que la I+D+i debe convertirse en el motor económico que lidere el cambio de modelo productivo. Es posible que esté equivocado, pero me parece que es la primera vez que el gobierno de nuestra nación deja de ver la investigación, al menos públicamente, como un exotismo necesario para pasar a denominarnos país del primer mundo y… poco más. Condiciones había, la inversión en educación ha empezado a dar sus frutos: por primera vez tenemos una masa crítica de personal altamente cualificado capaz de generar una auténtica producción propia con los medios adecuados. Sin embargo hay dos problemas fundamentales a los que no se dio solución. El primero es que el sistema de investigación pública, habiendo crecido mucho, no es capaz de absorber a la inmensa mayoría de este personal, lo cual por otro lado es bastante lógico. Hipertrofiar el sistema público no es una buena idea dado el carácter funcionarial de este, aunque siendo realistas el ratio de investigadores públicos por habitante es exiguo comparado con países que sí tienen una auténtica tradición científica.
La fachada-retablo de la Universidad de Salamanca, una de las más antiguas del mundo.
El segundo problema es más dramático. La investigación privada en este país es realmente marginal, normalmente realizada por multinacionales, y lo es porque los beneficios son más inmediatos comprando licencias que generándolas. Esto indica un problema en cuanto a la política fiscal aplicada a la innovación que no ha sido abordado. No me malinterpreten, no es que haya sido abordado erróneamente, es que simplemente no se ha considerado. Es en este marco legal en el que se encuadra la reciente polémica entre Mariano Barbacid y el Ministerio de Ciencia e Innovación. Sea como fuere creo que la postura inicial del gobierno, sin ser precisamente un votante, sobre el cambio de modelo productivo, dio en la diana sobre el tratamiento que la sociedad española debería dar a la I+D. Intentar desarrollar una infraestructura pública, ya que la privada no existe a todos los efectos, capaz de trasladar sus descubrimientos a la industria española es el primer paso para iniciar una tradición científica. Nada prematura, es cierto, pero mucho mejor que el panorama anterior. Sin embargo, la crisis ha revertido el proceso. Las declaraciones del gobierno vuelven a hablar de gasto, no de inversión; mientras, las pequeñas y medianas empresas, las que deberían innovar en nuestro país para pasar al siguiente nivel y convertirse en grandes e incluso multinacionales, no innovan: copian, licencian o, incluso aún más habitual, cierran.
Esto trae aparejado que el personal cualificado emigre. No deja de ser curioso que alguno, principalmente los medios de comunicación, lo vea como un éxito del sistema de investigación español. Se ha dicho muchas veces pero creo que es importante repetirlo. La formación de este personal nos ha costado dinero a todos los españoles y, sin embargo, están dando beneficios a inversores localizados en otros países. Simplemente, y a pesar de tener la capacidad para ello como prueba el hecho de que sean contratados, no generan riqueza ni empleo a aquellos que costearon sus estudios. Está muy bien que haya numerosos investigadores españoles en Nueva York, pero esto no es síntoma de que la investigación española vaya bien. Es síntoma de que la educación sí va bien, pero la educación es solo la etapa previa a la creación de riqueza por parte de la población, condición necesaria pero no suficiente. Si el esfuerzo educativo de los españoles no revierte en ellos, se lo estamos regalando a otros países que en el fondo son nuestra competencia.
No es que en España no haya habido ciencia e innovación; la ha habido, la hay y, seguramente, la seguirá habiendo independientemente de la coyuntura económica y social. Pero en cuanto a ciencia pasada y presente es un suceso aislado fruto del trabajo de unos tipos extraordinarios que o bien son capaces de sobreponerse e investigar con cantidades irrisorias o recaudar dinero de las maneras más improbables. Lo importante para asegurar la función de la ciencia como motor de la economía es que la sociedad la entienda como suya y premie en las urnas a aquellos que así lo entiendan aunque no vayan a ver los resultados de esta inversión para las próximas elecciones, del mismo modo que deberían penalizar actuaciones erráticas en este sentido. No puede ser tan difícil si en el país del «algo habrá hecho» o las barbacoas de sodomitas en autos de fe públicos provocan alarma la violencia contra las mujeres o la homofobia. Deberíamos ser también capaces de cambiar la percepción de la investigación y el desarrollo que tiene la sociedad española en un plazo razonable de tiempo.

Forgotten cartoons

There's a whole universe of cartoons that moved from the page to the silver screen losing more or less dignity in the process. The audience has only kept in the popular memory dark knights, wall-crawling neighbors and people with such colorful job uniforms as to command a carriage on Pride's day. But there's cinema with a soul of faith beyond capes and superpowers.

Forgotten cartoons: review of some comic adaptations to the big screen that get out of the superheroic  cliché.

Scott Pilgrim vs. the world

Edgar Wright (Shaun of the dead and Hoz fuzz) undertakes the hard task to adapt six volumes of epical twenty-year-old adventures classified in the esthetic of old school video game.

The result is funny and it has nasty rhythm (with some memorable shot changes), cutting out a lot on the way and taking a lot of liberty but, at the same time, being extremely faithful in accurate passages and providing with witty ideas such as giving visual shape to onomatopoeias to have fun by playing with them.

The choice of Michael Cera to bring the shameless main character to life throws off, Mary Elizabeth Winstead's look's goes down well.

And so thoughtful of him: for once in a work that uses fictitious groups' fictitious music, the songs that were created to that effect don't make you cringe. But quite the opposite.


Road to perdition

Sam Mendes's movie starred by Tom Hanks, Paul Newman and Jude Law was an adaptation of a comic of an identical title written by Max Allan Collins, who in turn drank, and a lot, in the legendary manga 子連れ狼.

The comic had two sequels and the movie, a deconstruction of noir genre, was nominated to six Oscars and it got cinematography's with some staging inspired in Edward Hooper's pictures. Both comic and movie are appealing, despite the fact that the film script, on undergoing several re-writings, moved slightly away from the original material.


Ninja turtles

90s icon par excellence, the turtles had their origin in a 1984 comic pretty much more boorish than the movie: the pages began as a Daredevil's greenish parody and, in the mid 90s, when the work passed at the hands of the Image publisher, the stories were degenerating into dark violent amusement: Leonardo lost his hand, Splinter turned into a bat, Raphael saw his face disfigured and later on turned into Shredder and Donatello was rebuilt in the shape of a cyborg.

The first real action movie adapted the pages by lowering the tone and by adding hateful surfing clichés (pizzas and cowabungas). About its movie sequel, just by knowing that the guest star was Vanilla Ice, not much should be said and, finally, the green got to have a third part, with time travels. Sleep-inducing.

The characters were recently recovered in the shape of computer generated animation tape next door, while on the paper the mess of Image's tried to be forgotten and formatted by the edition of new stories.


올드보이

박찬욱 surprised us in 2003 with a story of vengeance where a man, after being kidnapped for fifteen years in a room, and having as only company a television set, is freed to discover who is behind his confinement and the reason why.

The movie is a sticking out exercise of great visual personality and important ravings in whose feat the main character paved his way with the blow of a hammer, wolfed down living octopuses and quarreled a bad guy with the most twisted sickest plan in showy antagonists' history. It was part of the director's vengeance trilogy, composed of 복수는 나의 것, 

올드보이 and 친절한 금자씨.

What few knew is that the work was based on the premise of a manga of the same title created by Garon Tchusiya at the end of the 90s.

La gran aventura de Mortadelo y Filemón

Javier Fesser's universe drank a lot from Ibáñez's comic book, as short films and previous movies did reflect (Aquel ritmillo, El milagro de P. Tinto). So, Fesser was the rightest choice to move something as important as Mortadelo and Filemón's adventures to movie format.

The result had a brilliant prologue, fabulous staging, homages to heroes of national comics (Anacleto, a great gesture to 13 Rue del Percebe or the joke of a fascist Rompetechos) and a very irregular but funny development. Now, the unhinged reference to Indiana Jones and the last crusade made the audience's ass a one-thousand piece puzzle.

Miguel Bardem would take charge of a forgettable sequel with far much less knack. 




Men in black

Real beaten by critics who weren't able to get its touch of cartoonish humor, the tape, that told J and K's adventures, was based on some 90s pages of such a brief life (three issues), that introduced some men in black quarreling demons, aliens, mutants and all kind of paranormal monster. For the movie they just kept the alien part, and they replaced such politically correct details as the witnesses' murder with other more familiar options in the shape of memory flashers. It suffered a less funny and interesting sequel with the gallantry of having Johnny Knoxville in the cast and a Michael Jackson's cameo.

Blueberry

Jean-Michel Charlier and Moebius invented Blueberry on paper, a cowboy with Jean Paul Belmondo's features and some MacGyver's glimmers right in the West.

The Frenchman Jan Kounen (who had just directed the violent Dobermann) took charge of the adaptation on the big screen. The problem was that before the trip the man was getting peyote with a shaman, and thanks to that the movie turned into lysergic nonsense pretty much like a drag with Vincent Cassel, Juliette Lewis and Michael Madsen that only conserved from the original referent the name of the main character. A misfortune.


A history of violence

Cronenberg's thriller starred by Aragorn/Alatriste was applauded by a large part of the critics, who thanked that the director stepped away from his new flesh obsessions and people with meat complements where to plug the iPod in.

The story is based on a graphic novel of identical title, but the director himself claimed that he was unaware of that piece of information until they got to work in script re-writing during the pre-production.


The mask

It was 1994, Jim Carrey didn't look terribly tiring yet and the audience was surprised about that amazing technical demo of the special effect that was the The mask movie. Its origin was in a comic of similar premise (a mask which gives powers to the one who finds it) but with worse drool: the original cartoons made ultra-violence their leitmotiv and the mask's carrier tended to begin in series massacres and to murder all who bumped into him, lovely details that, curiously, were removed from the movie. Decency and the politically correct thing, as always, taking so many funny things from us.

Garfield

The move to celluloid of the chubby feline that reigned in the comic strips created by Jim Davis couldn't have been more disastrous: trashy mixture of Garfield generated by computer and live image. Bill Murray recognized in an interview that he accepted to make the cat's voice because when he was passed the script he confused the Joel Cohen who signed it with the Joel from the Coen brothers (learn, for God's sake, the Fargo's is spelled without an aitch). Now, he cheerfully participated in the sequel.

Years later, on the Zombieland tape, Bill Murray performed himself and, in a certain moment of the film, after being shot, he's asked if he's got something to regret. "Garfield", he replies. And with good reason.

We'll continue on Volume 2.