viernes, 22 de abril de 2016

«Scott Pilgrim», reseña de los seis tomos



Autorretrato del autor, Bryan Lee O’Malley
Bryan Lee O’Malley tiene el culo curtido de sentarse frente a la consola junto a fontaneros italianos y equidnas azules, es un ávido devorador de tebeos manga y siente pasión por la música. Con tan noble refrito cultural dio a luz a Scott Pilgrim, o las andanzas románticas de un veinteañero canadiense cuyo universo se rige por las leyes del videojuego.
La propuesta en seco suena tan productiva como construir una catedral de almohadas, pero O’Malley es un hombre que venía de publicar una novela gráfica introspectiva (Lost at sea) sobre una chica asocial que está convencida de que un gato le ha robado el alma.
Este tío sería capaz de convertir Pacman en el monólogo interior de un asiático que automedicándose se enfrenta a los fantasmas del pasado.
Y con Scott Pilgrim consigue algo especial.
La obra presenta formas de manga (blanco y negro, formato bolsillo, trazos simples y dinámicos), posee espíritu de slice of life, juega a la autorreferencia (los personajes hablan de eventos sucedidos en el tiempo citando el volumen durante el que ocurren) y tiene regusto a píxel añejo.
Homenaje a aquellos que cultivaron espinillas durante los 80 y 90, Scott es el reflejo de una generación que lo más cerca que ha estado de un conflicto ha sido durante una bronca de bar o en el disco 3 al enfrentarse a Sefirot.
Diversión, rollos, conciertos, videojuegos… nostalgia a ritmo de guitarras en 8 y 16 bits.
La gesta de Scott es épica, es un héroe de su tiempo: un vago, un caradura, un vividor, una persona que llora si su compañero de piso le borra la partida del Final fantasy II, un tío que quiere conquistar a la chica de sus (literalmente) sueños y lo hace a modo de beat’em up.
En cualquier otra época, en cualquier otro contexto, no tendría sentido.

Scott Pilgrim's precious little life.

Scott Pilgrim tiene 23 años, vive en Toronto, toca el bajo en un grupo llamado Sex Bob-omb con sus amigos (Stephen Stills y Kim Pime), quema horas pegado a la consola, está saliendo con una asiática que va al instituto (Knives Chau), duerme con su compañero de piso gay (Wallace Wells) porque solo tienen un colchón en casa y en sus sueños se ha colado una repartidora de Amazon que le obsesiona.
Scott no sabe qué quiere: mantener la cómoda relación platónica con la adolescente china o conquistar a Ramona Flowers, misteriosa patinadora ninja que utiliza la cabeza del héroe por las noches como atajo de reparto.
Esta primera toma de contacto con el mundo de Scott tarda poco en tontear con el género fantástico a través de puertas que conducen a autoestopistas subespaciales o una banda de rock con un tema en su repertorio que deja al público en coma, pero en su esencia mantiene unos aires profundamente costumbristas, centrando la atención en las relaciones entre el grupúsculo de amigos de Scott (donde destaca por exquisitamente ácido Wallace Wells, el colega gay) y dando la impresión de que la historia se desenvuelve con elegantes formas tebeo de tono cotidiano. Pero solo hasta que los testículos del lector son invitados a conocer suelo cuando, durante el último tercio de libro, alguien entra volando techo a través, reta a Scott a un duelo a muerte, invoca a un séquito de diablesas hipsters aladas y la cosa desbarra en un Street Fighter coreografiado.
Se revela la verdad: si Scott quiere salir con Ramona primero tendrá que derrotar a sus siete exnovios malvados.
La vida de Scott tiene final, bosses.
La vida de Scott tiene normas de videojuego, el lector acaba de darse cuenta. Se la han colado, hasta el fondo y con alevosía. Bryan Lee O’Malley se carcajea sonoramente.
El dibujo no está muy pulido pero la propuesta engancha. El desvarío final alteró a críticos que no sabían con qué mano agarrar el conjunto y encandiló al lector medio. Aun así, este primer tomo no es la obra de arte suprema que proclaman cuatro fanboys con las bragas en las manos, pero sí resulta un espléndido arranque para la serie.

Scott Pilgrim vs. the world.

Sentadas las bases en la primera entrega, la segunda se permite el desmadre desde el inicio: comienza recordando el pleistoceno de las consolas y continúa con un flashback de puro Final Fight en la infancia de Scott.
La trama escarba en el pasado y las relaciones de los secundarios con más profundidad y cierta complicidad, pero al mismo tiempo deja claro a gritos que cualquiera en esta obra puede ponerse a dar saltos imposibles, curtirse noblemente el lomo a base de hostias a lo 卧虎藏龙 o citar a Guybrush Threepwood.
Scott ahora tiene empresas pendientes a las que hacer frente: despachar la relación con Knives, eliminar al segundo exnovio malvado de Ramona, Lucas Lee (famosísima estrella de cine vendida al mejor postor y otrora skater) y sobrevivir al reencuentro con una exnovia superestrella del rock (genial la conversación telefónica y sus efectos comatosos).
Y O’Malley tiene una bolsa escrotal compuesta exclusivamente de mithril porque cierra el tomo con un señor cliffhanger.
Notable la maña al compaginar la parte sentimental y los pedazos de cotidianeidad (como esa receta de empanada vegetariana comunal) con los desfases marca de la casa. Se ve más habilidad, soltura y acierto en la composición de páginas y el ritmo, con un autor que empieza a pillarle el punto a la narración y consigue no defraudar si se disfrutó del primero.

Scott Pilgrim and the infinite sadness.

Además de tener el título más awesome ever, este número supone el mayor desmadre de la saga. O’Malley se desparrama cubriendo el regreso de Envy (portada del número y letal exnovia de Scott) con todo lo que se le ocurre: chicas que tocan la batería con un brazo biónico, unos grandes almacenes con tan exquisitas ofertas que poner un pie dentro puede suponer morir, puntos para salvar la partida, bandas que tocan sin instrumentos manipulando las ondas de sonido («a través del esfuerzo y la voluntad» [sic]), recompensas en forma de vidas extra, y un nuevo exnovio malvado: Todd; mongólico rockstar que gracias a una dieta vegana posee superpoderes mentales y peinado eventual a lo Son Goku Super Saiyan.
La remezcla de ritmos sale bien parada: el protagonista no solo se enfrenta físicamente a un enemigo, sino psicológicamente al trauma del reencuentro con su exnovia. El autor parece haber aprendido a dibujar por fin y crea el volumen más redondo, por descaradamente loco, de la serie. Incluso se marca por la cara un deus ex machina imposible para finiquitar la pelea con Todd y a nosotros nos da igual porque nos lo estamos pasando estupendamente.
Como detalle se incluyen unas páginas extras con reinterpretaciones de los personajes por otros artistas y una brevísima anotación musical (anecdótica: unas meras líneas en un recuadro) a modo de posible banda sonora de los principales personajes.

Scott Pilgrim gets it together.

Tras la sobrecarga de paranoias del número anterior aquí el tono se relaja relativamente. La primera sorpresa del número consiste en encontrarse con un prólogo playero a todo color muy majo pero excesivamente breve.
La historia recupera a una amiga del pasado de Scott y toma caminos más sosegados explorando las relaciones interpersonales. Eso sí, empieza a irritar que los personajes sean dibujados de manera tan similar (los femeninos comparten estilismos en ojos y la forma de la cara lo cual sumado a la ausencia de color hace que Kim, Ramona, y Lisa —recién llegada— se diferencien en que la primera tiene cuatro pecas, la segunda unas gafas de aviador en el pelo y la tercera pestañas dobles). Además hay sorpresa de género en el nuevo ex de Ramona.
Pero tras lo épico del Volumen 3 esta entrega sabe a poco. Está menos equilibrada y los excesos pasan a un segundo plano. Sí, tenemos espadas, bollería implícita en más de un sujeto femenino, un personaje que al explotar libera gatitos y pajaritos cual villano de Robotnik; subespacios vía puerta estrellada y un misterioso chino que va por ahí cortando autobuses con su catana como quien lonchea el chóped para la merienda, pero la historia prefiere centrarse en las gestas más importantes: conseguir trabajo (cosa que otorga bonus de experiencia), enfrentarse a los celos de Ramona y hablar con el casero del piso.
La contraportada de puro pixel art (obra de Miguel Sternberg) es un detallazo y las instrucciones de (pen)última página sobre la dirección en la que leer el cómic son una puya graciosa a los mangas editados con vagancia, pero el libro es el más flojo del conjunto.

Scott Pilgrim vs. the universe

Es divertida la reverencia estética: si segundo volumen incluía como presentación en forma de logo un tributo a PC Kid, y el cuarto una genuflexión a Sonic, el quinto tiene el detalle de arrancar con el homenaje descarado a Double Dragon.
La vida de Scott está cambiando, cumple 24 años, su grupo tiene problemas, la relación con su novia se está volviendo complicada (y a todos les empieza a resultar rara la costumbre que tiene la cabeza de Ramona de brillar de manera poco compatible con la lógica), se muda a un nuevo piso para vivir solo y, por si fuera poco, tiene doble ración de ex a derrotar en este número: dos gemelos japoneses que, haciendo honor a sus tradiciones patrias, se emperran en enviar esbirros robots contra el héroe. Scott patea chapa en un transfondo de chuzas alcohólicas fabulosas a base de tequila, fiestas temáticas a las que acudir disfrazado y algún personaje encerrado en jaula esperando a ser rescatado por el héroe.
Este vs. the universe se lee rápido (probablemente gracias a menos cantidad de diálogo y más viñeta dinámica que en anteriores entregas) y remonta el vuelo sobre el tomo 4, pero deja claro que el tercero pasará a la historia como el más inspirado.
Final amargo y nuevo cliffhanger brutal dejando al fan más colgado que Charlie Sheen celebrando la nochevieja en Medellín.
De recompensa un pequeño making off en las páginas finales. Y mención especial para los pantallazos (creados por Ben Berntsen) a lo juego de Nintendo que embellecen la contraportada (¡con glitches subespaciales incluidos!).

Scott Pilgrim's finest hour

Final stage.
Hay pocas cosas más cargantes que un gafapasta repelente.
Scott lleva con las ganas de pulirle el puente de la nariz a uno de ellos algo así como cinco libros: Gideon es el misterioso último ex de Ramona, un listillo triunfador con monturas de pasta.
En la entrega final encontramos a un héroe acabado, hundido, solitario, buscándose a sí mismo y proponiendo sexo a toda fémina que ha sido importante en su vida hasta que reúne el valor suficiente para enfrentase a sus miedos (que adquieren la forma de NegaScott: una versión oscura y enorme de sí mismo que había aparecido brevemente en anteriores números) y se encamina hacia la batalla definitiva contra Gideon, final boss total que ha estado dando por el culo en la sombra durante toda la serie y (como todo ser diabólico que se precie) ha montado un bar para modernos.
Capítulo final con más páginas que de costumbre para la ocasión; cumbre del diseño estético de la serie y centrado alrededor de una batalla en la guarida del malo que, al rendirse a la presunta épica ocupando la mayor parte del libro, se torna excesivamente larga y aletarga la digestión del tomo.
Cierra con epílogo condescendiente que recoloca a los secundarios en su sitio y les dota de un futuro, incluyendo una inesperada (y poco insinuada) salida de armario.
Última y definitiva entrega, ligeramente decepcionante para aquellos que esperen un desenlace más inspirado o de impresión, pero más que correcto y, en el fondo, cierre digno para una serie notable.
Game over.
Bonus stage!

Free Scott Pilgrim

En la página web oficial de la serie, Bryan Lee O’Malley tiene a bien compartir una pequeña historia corta de 17 páginas que sucede entre el Volumen 3 y el 4 con Scott y compañía de camino al cine para ver Brokeback Mountain. También se incluyen otras viñetas breves e inéditas (y bastante anecdóticas) sin mucho peso pero que sirven como curiosidad para el fan.

War of tablets

Podran amb Apple?

Apple ja reina en un mercat en què molts pensaven que no tenia futur. A Jot Down et mostrem alguns candidats que intentaran destronar el magnífic iPad 2.

Les tauletes s'estan convertint en el PC ideal per a l'usuari casolà mitjà (correu electrònic, música, vídeo, xarxes socials, etc.) i Apple va pel bon camí amb els seus més de 14 milions d'iPad venuts durant el 2010 i amb els seus 2,6 milions d'iPad 2 venuts en el seu primer mes de vida. Xifres increïbles.

No podem negar que l'iPad ha suposat tota una revolució al món dels gadgets, i és que es tracta d'un producte que no deixa indiferent. Bé el vulguis per capritx o bé per «necessitat», tindrem una eina potent a les nostres mans que ens permetrà des de crear música o utilitzar-lo per punxar, a una alternativa a l'hora de crear contingut multimèdia de tot tipus. Sense anar més lluny, l'últim treball discogràfic dels afamats Gorillaz ha estat íntegrament creat amb iPad. Amb un èxit semblant i davant tan gras caramel, la competència ha posat mà a l'obra i també vol pujar al tren de les tauletes per menjar-se una bona porció de pastís. D'entre l'al·luvió de tauletes que se'ns ve damunt cal destacar les que segons el nostre criteri poden treure mercat a Apple: Motorola Xoom, BlackBerry PlayBook, HP Touch Pad i Samsung Galaxy Tab. Per ajudar-vos en la vostra tria hem preparat la següent taula comparativa. El nostre favorit? Sens cap dubte, l'iPad 2.

Per què l'iPad 2?

Pot semblar una decisió estranya per a alguns si ens guiem per l'anterior taula. Algun fins i tot podria assenyalar que l'iPad 2 manca de port USB o d'alguna ranura d'expansió per a targetes de memòria. La veritat és que els números són una bona guia, però no són l'únic factor a tenir en compte. En aquest cas es nota molt que iOS ha estat programat específicament per a uns pocs gadgets (iPhone, iPad, iPod Touch, etc.) i això es veu reflectit en el rendiment. A més a més, gràcies a eines com Core Midi (heretada de Mac OS X), els amants de la creació musical tenim un plus a l'hora de decantar-nos per un o un altre.

L'iOS és un sistema molt intuïtiu amb què et familiaritzes en cinc minuts. Dins de l'App Store trobarem tot tipus d'aplicacions, tant gratuïtes com de pagament. El rendiment és òptim fins i tot amb les aplicacions més exigents (jocs, aplicacions d'edició d'audio o vídeo, etc.) i el preu és similar als que es barregen per a la competència (a partir de 479 €). Malgrat que Android és un gran sistema, veiem en iOS un sistema més accessible (almenys de moment) per a l'usuari ocasional. Això sí, qui busqui un sistema operatiu obert o una botiga d'aplicacions menys estricta haurà d'optar per qualsevol de les opcions amb Android i el seu Market d'aplicacions cada cop més assortit. Si ja ets l'astruc posseïdor d'un iPad de primera generació i estàs pensant en actualitzar-te, pensa-hi dues vegades; malgrat que han millorat el producte tant externament com internament, si ets un usuari ocasional o no utilitzes aplicacions que exigeixin molta potència podries estalviar-te uns quants euros.
En definitiva, sigui la que sigui la vostra opció, des de Jot Down us animem a embarcar-vos en el món de les tauletes. Van guanyant terreny als ordinadors domèstics de l'usuari que es limita a navegar i fer servir e-mail i xarxes socials sense demanar al seu equip que executi jocs d'última generació o aplicacions que precisin molta potència.



martes, 5 de abril de 2016

War of tablets

¿Podrán con Apple?

Apple ya reina en un mercado en el que muchos pensaban que no tenía futuro. En Jot Down te mostramos algunos candidatos que intentarán destronar al magnífico iPad 2.

Las tabletas se están convirtiendo en el PC ideal para el usuario casero medio (correo electrónico, música, vídeo, redes sociales, etc.) y Apple va por el buen camino con sus más de 14 millones de iPad vendidos durante el 2010 y con sus 2,6 millones de iPad 2 vendidos en su primer mes de vida. Increíbles cifras.

No podemos negar que el iPad ha supuesto toda una revolución en el mundo de los gadgets, y es que se trata de un producto que no deja indiferente. Bien lo quieras por capricho o bien por «necesidad», tendremos una potente herramienta en nuestras manos que nos permitirá desde crear música o utilizarlo para pinchar, a una alternativa a la hora de crear contenido multimedia de todo tipo. Sin ir más lejos, el último trabajo discográfico de los afamados Gorillaz ha sido íntegramente creado con iPad. Con semejante éxito y ante tamaño caramelo, la competencia se ha puesto manos a la obra y también quiere subirse al tren de las tabletas para comerse una buena porción del pastel. De entre el aluvión de tabletas que se nos viene encima cabe destacar las que según nuestro criterio pueden quitarle mercado a Apple: Motorola Xoom, BlackBerry PlayBook,  HP Touch Pad y Samsung Galaxy Tab. Para ayudaros en vuestra elección hemos preparado la siguiente tabla comparativa. ¿Nuestro favorito? Sin duda alguna, el iPad 2.

¿Por qué el iPad 2?

Puede parecer una extraña decisión para algunos si nos guiamos por la anterior tabla. Alguno incluso podría señalar que el iPad 2 carece de puerto USB o de alguna ranura de expansión para tarjetas de memoria. La verdad es que los números son una buena guía, pero no son el único factor a tener en cuenta. En este caso se nota mucho que iOS ha sido programado específicamente para unos pocos gadgets (iPhone, iPad, iPod Touch, etc.) y eso se ve reflejado en el rendimiento. Además, gracias a herramientas como Core Midi (heredada de Mac OS X), los amantes de la creación musical tenemos un plus a la hora de decantarnos por uno u otro.
El iOS es un sistema muy intuitivo con el que te familiarizas en cinco minutos. Dentro de la App Store encontraremos todo tipo de aplicaciones, tanto gratuitas como de pago. El rendimiento es óptimo incluso con las aplicaciones más exigentes (juegos, aplicaciones de edición de audio o vídeo, etc.) y el precio es similar a los que se barajan para la competencia (a partir de 479 €). A pesar de que Android es un gran sistema, vemos en iOS un sistema más accesible (al menos por el momento) para el usuario ocasional. Eso sí, quien busque un sistema operativo abierto o una tienda de aplicaciones menos estricta tendrá que optar por cualquiera de las opciones con Android y su cada vez más surtido Market de aplicaciones. Si ya eres el afortunado poseedor de un iPad de primera generación y estás pensando en actualizarte, piénsalo dos veces; a pesar de que han mejorado el producto tanto externa como internamente, si eres un usuario ocasional o no utilizas aplicaciones que exijan mucha potencia podrías ahorrarte unos cuantos euros.
En definitiva, sea cual sea vuestra opción, desde Jot Down os animamos a embarcaros en el mundo de las tabletas. Van ganando terreno a los ordenadores domésticos del usuario que se limita a navegar y usar e-mail y redes sociales sin pedirle a su equipo que ejecute juegos de última generación o aplicaciones que precisen mucha potencia.

" Enciclopedia Universal Clismón. Bienvenido al mundo "

Long recueil de l'ouvrage, publié à des médias différents, de Miguel Brieva; mené à bien (si on prête attention au compte-rendu du propre livre) par des étrangers. Dissection à travers de l'humour d'une société extrêmement soumise par le capitalisme, la télévision et la religion en utilisant comme façon l'imaginaire de l'American way of life et comme fond le sarcasme féroce.

Cent-quarante pages par lesquelles défile un Dieu personnifié qui s'amuse en lisant les bandes comiques du journal, Hitler avec l'idée primitive d'écrire un conte illustré sur une petite chienne abandonnée qui se transformerait après en Mein Kampf, le mode d'emploi pour maintenir des relations sexuelles par courrier, le culte aux peluches, DVD avec les meilleures bagarres aux parlements, des liftings de cerveau et des archipels qui s'annexent avec la galaxie d'Andromède. L'ouvrage se présente au point pour l'occasion: ce n'est pas seulement un dénombrement de dessins, mais en plus ils sont apparentés en forme de dictionnaire pervers qui revoit de l'A au Z les concepts les plus intéressants du monde selon l'auteur, en nous découvrant en passant un Brieva (ou étranger) expert en les lettres, qui s'en tire franchement bien entre les descriptions perverses, les aphorismes, les micro-récits, les poèmes sous un pseudonyme et une infinité de cours et notes encadrées. Recueil éminent pour les fidèles et début parfait pour ceux qui n'connaissent pas l'autor.



domingo, 3 de abril de 2016

"Enciclopedia Universal Clismón. Bienvenido al mundo"

Extensa recopilación de la obra, publicada en diferentes medios, de Miguel Brieva; llevada a cabo (si hacemos caso a la reseña del propio libro) por alienígenas. Disección a través del humor de una sociedad extremadamente aborregada por el capitalismo, la televisión y la religión utilizando como forma el imaginario del American way of life y como fondo el sarcasmo feroz.
Ciento cuarenta páginas por las que desfilan un Dios personificado que disfruta leyendo las tiras cómicas del periódico, Hitler con la idea primigenia de escribir un cuento ilustrado sobre una perrita abandonada que luego se convertiría en Mein Kampf, instrucciones para mantener relaciones sexuales por correspondencia, culto a las pelusas, DVD con las mejores peleas en parlamentos, liftings de cerebro y archipiélagos que se anexionan con la galaxia de Andrómeda. La obra se presenta sazonada para la ocasión: no es solo un recuento de las viñetas, sino que además las entronca en forma de diccionario perverso que repasa de la a a la zeta los conceptos más interesantes del mundo según el autor, descubriéndonos de paso a un Brieva (o alienígena) ducho con las letras, que se desenvuelve francamente bien entre descripciones perversas, aforismos, microrrelatos, poemas bajo pseudónimo e infinidad de apuntes y notas enmarcadas. Excelsa compilación para los fieles e inicio perfecto para los desconocedores del autor.


"Torrente 4: Lethal Crisis"

Chuscoexplotation.
The first Torrente was amusing itself by exploiting a humor gold mine that many didn't dare to touch on; its sequel was the same joke with more means and located in Marbella, but Torrente 3: el protector became an authentic piece of nonsense in favor of the excessive display of cameos (with some unheard-of ones, such as Oliver Stone's or John Landis's). At this point it may be reviewed the fourth film is better than the third one. But this comes to be like considering that slitting your finger is better than cutting your entire arm off.

Opening a movie with María Patiño is a symptom that something's very messed up in the world. Santiago Segura reuses the screen as a catwalk by saturating it with famous faces, in large part gotten out of the select of junk TV. After some notable credits, the film opens its legs to a chain of stiff gags while the ensemble's hands are tried to be tied with the excuse of a Torrente entrusted to commit an unclean errand, jailed right after and hatching a jailbreak plan like slum Michael Scofield in an insane prison. Not even the homage with smell of chorizo to Victory exempts the work from its basic little risky nature: Santiago Segura keeps extracting oil from an icon that's long ago dead, laid to rest and breathing lime. A Torrente that gets as much those who sympathize with the character as those who it grosses them out to drag them to the movie, even though on the way he forgets to tell a story, at least Bondian, like in previous films.

Excessive foreseeable cameo festival (Carlos Areces, Ana Obregón, Fernando Esteso, Carmen de Mairena, Kiko Matamoros, María Lapiedra) with two esteemed mentions: the villain (just to hear my own voice), played by the singer Francisco and That One Whose Name Must Not Be Pronounced, both starring in a tight fight on screen for the title Do it worse with the least number of lines. The only good thing that could be said about casting/guest-star choices like these (one for the director's whim and the other one for pleasing trashy public) is that at least they said the words they got in the right order. Paquirrín, on his behalf, appears making of casual colleague and he gets one to be aware of the degeneracy of the partenaire during this saga: something that started with actors (Javier Cámara and Gabino Diego) continued with a comedian (José Mota) and led to this.
What does look hilarious in a wicked way is the 3D packaging. Filming the filth in stereoscopic format doesn't stop being something similar to hiring the Berlin Philharmonic to perform Paquito el chocolatero. Now, the action sequences are a lot scarcer (anecdotal) and less spectacular than in previous films.
Thinker, philanthropist, gentleman, hero: Torrente, the King of the Muck.
But if we've got to recognize something to Segura is his fabulous ability of self-advertising. Many could learn that in order to formalize a national industry you've got to sell the junk as if it were gold. The Americans do it well since forever. And for it a mere note: more than two million spectators have payed for watching in this movie a shot of a rump with its majestic testicles hanging in startling 3D.
More than two million.
A rump.
Testicles.
Hanging.
Bravo!


sábado, 2 de abril de 2016

"Torrente 4: Lethal Crisis"

Chuscoexplotation.
El primer Torrente tenía su gracia explotando un filón de humor grueso que muchos no se atrevían a tocar; su secuela era la misma broma con más medios y situada en Marbella, pero Torrente 3: el protector se convirtió en un auténtico despropósito en favor del excesivo desfile de cameos (con algunos inauditos, como los de Oliver Stone o John Landis). Llegados a este punto cabe reseñar que la cuarta entrega es mejor que la tercera. Pero esto viene a ser como considerar que rebanarse un dedo es mejor que cortarse el brazo entero.

Abrir una película con María Patiño es síntoma de que algo anda muy jodido en el mundo. Santiago Segura reutiliza la pantalla como pasarela saturándola de rostros famosos, gran parte de ellos sacados de lo más selecto de la telebasura. Tras unos notables títulos de crédito, la cinta se abre de piernas a un encadenamiento de gags forzados mientras se trata de maniatar el conjunto con la excusa de un Torrente encomendado a cometer un encargo poco limpio, encarcelado a continuación y gestando un plan de fuga cual Michael Scofield barriobajero en una prisión de tebeo. Ni siquiera el homenaje con olor a chorizo a Victory redime la obra de su naturaleza básica y poco arriesgada: Santiago Segura sigue sacando petróleo de un icono que hace tiempo que está muerto, enterrado y respirando cal. Un Torrente que consigue arrastrar al cine tanto a los que simpatizan con el personaje como a los que lo repugnan, aunque por el camino se olvide contar una historia, siquiera bondiana, como en anteriores entregas.
Excesivo y previsible festival del cameo (Carlos Areces, Ana Obregón, Fernando Esteso, Carmen de Mairena, Kiko Matamoros, María Lapiedra) con dos menciones destacadas: el villano (por decir algo), interpretado por el cantante Francisco y Aquella Cuyo Nombre No Deber Ser Pronunciado, protagonizando ambos una reñida pelea en pantalla por el título Hacerlo peor con la menor cantidad de líneas. Lo único bueno que se podría decir de elecciones de casting/guest-star como estas (una por antojo del director y la otra para contentar al público choni) es que al menos han dicho las palabras que les tocaban en el orden correcto. Paquirrín, por su parte, asoma haciendo de compañero eventual y consigue que uno sea consciente de la degeneración del partenaire durante esta saga: algo que empezó con actores (Javier Cámara y Gabino Diego) continuó con cómico (José Mota) y desembocó en esto.
Pensador, filántropo, caballero, héroe: Torrente, el Rey de la Cochambre.
Lo que sí resulta hilarante de manera perversa es el embalaje en 3D. Rodar la mugre en formato estereóscopico no deja de ser algo similar a contratar a la Orquesta Filarmónica de Berlín para que interprete Paquito el chocolatero. Eso sí, las secuencias de acción son mucho más escasas (anecdóticas) y menos espectaculares que en anteriores entregas.
Pero si algo hay que reconocerle a Segura es su fabulosa capacidad de autopromoción. Ya podrían aprender muchos que para formalizar una industria patria hay que vender la mierda como si fuese oro. Bien lo hacen los americanos desde siempre. Y para ello un mero apunte: más de dos millones de espectadores han pagado por ver en esta película un plano de un culo en pompa con sus majestuosos testículos colgando en sobrecogedor 3D.
Más de dos millones.

En Pompa.
Testículos.
Colgando.

¡Bravo!